domingo, 25 de noviembre de 2012

Él.


Él. Sus ojos castaños, que a la luz del sol se convierten en los ojos color miel más bonitos que haya visto. Esa mirada tan suya que enamora. Esa perfecta y radiante sonrisa, que hace sacarme a mi otra. La forma en la que me hace sentir mariposas en el estomago, inocentemente, sin saberlo. Pero, sobretodo, esa forma de ser tan peculiar y tan suya. Lo necesito a mi lado, para que me apoye en los momentos buenos y en los malos. Lo necesito para que me haga sentir la persona más feliz del mundo. Pero no tengo la suficiente valentía para decirselo, por el simple hecho de perder algo que, al fin y al cabo, nunca he tenido.

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